Crónica de un viaje al Volcán Santiaguito

El Mirador del Volcán Santiaguito en Quetzaltenango, para quienes gustan del turismo de montaña, es un lugar que vale la pena visitar. Poder escapar un momento de los afanes de la ciudad, internándose en la naturaleza para renovarse, para reconectar, para fortalecer el espíritu.

El Volcán Santiaguito está ubicado a solamente 11 kilómetros de la ciudad de Quetzaltenango. Es un lugar de fácil acceso, a través de un camino muy pintoresco que pertenece al Valle de Palajunoj, donde se encuentran varias comunidades, tales como: Las Majadas, Llanos del Pinal, Xecaracoj y Xepaché, cada una con una identidad y diferentes tipos de cultivos.

Una de las peculiaridades del Santiaguito es su ubicación, ya que está adherido a las faldas del Volcán Santa María. Nació a inicios del siglo XX, derivado de una erupción del Santa María, y según la clasificación más común de los volcanes es del tipo domo de lava, por su estructura pequeña y pendientes pronunciadas. Es un volcán activo, por lo que subir a su mirador es una experiencia majestuosa, ya que se puede apreciar un paisaje hermoso, así como sus constantes explosiones.

Montañando Ando

Mientras se asciende, la ciudad que aún duerme se va quedando atrás y se abre paso a un mundo por descubrir, mientras nos adentramos en la montaña. Se pueden percibir diversos olores característicos del lugar, además del cantar de pájaros y gallos. Estamos rodeados de una vegetación variada con diferentes tonalidades de verde, flores silvestres, árboles de diferentes especies y un clima muy fresco. Todo esto se combina para brindarnos una experiencia maravillosa.

Mientras ascendemos, nos salen al paso, como defendiendo su territorio, vacas, toros, un caballo y su potro, en medio de los cultivos de milpa, tan característicos de nuestra Guatemala. El camino es muy variado, con algunas áreas húmedas y otras más rocosas. Y al llegar a la cima, allí esta él… el Santiaguito en silencio, con sus domos, tan en paz, en quietud y calma. A nuestra vista se abre un paisaje verdaderamente espectacular, que acaricia el alma, que hace latir el corazón de gozo y gratitud, por el privilegio de estar en ese lugar.

Al llegar a la cima, se escuchan las expresiones de asombro por estar allí y poder compartir esta experiencia, sintiéndonos tan pequeños, y tan grandes a la vez, por el enorme regalo que significa el estar aquí y ahora, viviendo el momento. ¡Si te llaman la atención las actividades de los chicos de MONTAÑANDO ANDO, los podés encontrar en Facebook y en Instagram!

SOBRE LA AUTORA:
Erika Barrientos es mercadóloga, emprendedora y coach de vida. Una mujer apasionada por lo que hace y agradecida con la vida, que le apasiona conocer lugares, culturas y personas. "Creo que la clave para vivir una vida plena está en volver a la esencia, en encontrar el equilibrio."

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